Así debes debes aplicar con tus hijos la disciplina positiva

Si hay algo con lo que los padres sufren durante toda su vida es por el hecho de no saber si están haciendo bien su trabajo como papás, ya que no existe en este mundo una tarea más compleja y delicada que criar a un hijo. El oficio de criar es complejo porque tienes la responsabilidad de cuidar, enseñar, proveer y proteger a pequeños seres humanos totalmente indefensos.

Sobre la crianza se han creado muchas expectativas, la mayoría de ellas falsas, además, esto pone un peso extra a tu angustia, sobre todo con la llegada de la tecnología actual en donde todos se muestran como un hogar perfecto, donde no hay problemas, berrinches ni malos tratos.

Hay que tener en cuenta que muchas personas crían a sus hijos de la misma manera que los criaron. Es por eso que aun vemos como muchos padres luchan por no cometer esos errores que vieron en la crianza que recibieron de sus padres. También habrá quienes terminen adoptando nuevas directrices de crianza. Otros implementarán el ejemplo recibido, con nuevas posturas. Es decir, las personas hacen lo mejor que pueden con los recursos que tienen. Súmale que cada hijo necesita una estrategia diferente de crianza. Por esto, hacerse expectativas en la crianza es improductivo , porque cada hijo es diferente y las circunstancias de la vida van cambiando.

En cuanto a crianza, un padre debería apuntar a educar a su hijo en autonomía, resolución de problemas, inteligencia emocional. Esto les llevará a su vez a tener un vínculo afectivo sano y fuerte. Si esta es tu meta, entonces la disciplina positiva es lo que debes aplicar.

Ahora bien, ¿Que es la disciplina positiva?. Este tipo de crianza consiste en aplicar técnicas democráticas que ayudan a guiar y acompañar el desarrollo de los niños. Todo se hace desde el amor y el respeto, estableciendo unos objetivos muy claros.

1. Desarrollar el sentimiento de pertenencia. Los niños estarán más dispuestos a cooperar si hay un vínculo establecido con sus padres, maestros o cuidadores. También estarán más dispuestos a escuchar, aprender y dejarse guiar si se sienten como en casa, en su lugar seguro.

2. Ser respetuosos, amables, pero firmes en la crianza. Esta disciplina rechaza el autoritarismo y las agresiones a los niños de todo tipo; sin embargo, tampoco promueve el ser permisivo. Existe una gran brecha entre la crianza respetuosa y ser permisivo. Aquí solo se trata de establecer límites sanos de manera clara y amorosa.

3. Fomenta la autonomía y el aprendizaje de habilidades de los más pequeños. El objetivo de la disciplina positiva es que el niño sea independiente; es decir, que sea capaz de tener criterio propio. Además, le incentiva para que cuente con todos los recursos personales para que sepa defenderse en la vida al momento de salir y enfrentarse a una sociedad en donde lamentablemente aun encontramos mucha ignorancia, falta de empatía, comunicación y valores.

4. Se da prioridad a la motivación y el refuerzo positivo. La disciplina positiva se enfoca en alentar las conductas que sí se quieren enseñar, no en los malos comportamientos. Respecto a los comportamientos negativos, la idea es no enfocar toda nuestra atencion en el problema, lo que se necesita es hallar el motivo de estos y buscar una solución.

5. La comunicación y la empatía son fundamentales. Ambos aspectos son la base para crear un vínculo de amor y respeto entre el niño y el adulto encargado. Es importante que los adultos entiendan que nuestros hijos nos escuchan y adoptan todas nuestras costumbres, motivo por el cual es fundamental que exista una comunicación fluida, basada en respeto.

Es importante saber que luego de interiorizar estos principios y convertirlos en un estilo de vida, la práctica vendrá sola. Por ejemplo: si tratas a tu hijo con respeto, sabrás manejar una rabieta sin gritarlo.

Sé claro en cuanto a lo que esperas de ellos. Adivinar en ninguna relación es algo productivo. Tu hijo debe tener claro lo que tú esperas de él; esto para que pueda comportarse de acuerdo a lo esperado. Por esto, explícale qué esperas de él o ella en cada situación.

Para lograrlo, usa un lenguaje claro y adecuado según la edad. Por ejemplo: “Vamos a ir a el parque solo por unas horas, al momento en que te pida que debes recoger los juguetes necesito que me escuches y lo hagas». Para evitar rabietas cuando llegue este momento lo que debes hacer es anticiparte a la situación, es decir, 10 minutos antes de la hora de irse del parque empieza a comunicarle al pequeño lo que va a pasar, así cuando ya hayan transcurrido los 10 minutos el pequeño se mantendrá calmado y se ira sin ningún problema.

Debes ofrecer explicaciones razonables. Una vía fácil para que el niño entienda por qué pasa algo, es explicarle las razones tras el evento. Por ejemplo: “Debemos irnos a casa más temprano porque va a llover”. En esta disciplina no funcionan las órdenes sin razón tipo: “Porque yo lo digo y así se hace”. Los niños no son tontos a los que se les impone algo. Si te tomas el tiempo, van a entender y no se van a oponer a lo que les pidas.

Establecer consecuencias es primordial para que esta técnica funcione correctamente. Seamos francos, a veces los niños no hacen caso. Sé que puede ser una situación desesperante, pero los gritos, humillaciones y golpes no son una manera de corregir. En esta situación, lo que haces es advertirle sobre las consecuencias que tendrá su mal comportamiento.

Además, el correctivo como consecuencia debe tener una relación con la acción cometida. Por ejemplo: “Si vuelves a mentir sobre tu lugar de juegos, será complicado que confíe en ti. Por esto, no volverás a ir a jugar por un mes”. Lo más importante de los correctivos es que sepas establecerlos, porque de nada servirá que los implementes y termines rompiendo tu palabra, porque entonces en ese momento tus hijos sabrán que no importa lo que hagan, porque al momento de que se pase la molestia ellos podrán seguir actuando de la misma forma.

Otro punto importante es que sepas entender lo que comunica la conducta de tus hijos. En muchas ocasiones, los adultos analizamos el por qué de la conducta de un niño. En cambio, nos apresuramos en juzgar y castigar una acción.

Un mal comportamiento en un niño puede indicar que es víctima de bullying. La rebeldía puede ser señal de que se siente ignorado, por solo poner unos ejemplos. Antes de tomar una decisión de corregir un mal comportamiento, averigua la razón de este. Un panorama más amplio te ayudará a dar la atención que requiere ese comportamiento.

Es importante fomentar comportamientos apropiados. Estar atento a los comportamientos que sí deseamos que el niño tenga, es básico en la disciplina positiva. Lo que se debe hacer es motivarlo a que siga comportándose de la manera deseada. Por ejemplo: felicitarlo cuando ayuda a alguien que necesita su apoyo.

Algo que también ayuda mucho es acostumbrarse a hablar de forma positiva; es decir, en lugar de decir:“no grites”, se puede decir: “hijo habla un poco más bajo ”.

Es cuestión de saber premiar las buenas conductas y corregir de forma asertiva lo que no deseamos que haga. La disciplina positiva es una excelente técnica de crianza porque ayuda a los niños a ser independientes, comunicarse mejor con adultos y niños de su edad. Además, ayuda a que desaparezca la concepción de figuras de autoridad a las que hay que “obedecerles” por miedo.

No olvides compartir esta publicación y déjanos tu comentario sobre estos tips que sin duda todo padre debería tomar en cuenta a la hora de criar y formar a sus hijos, ya que ellos son el futuro de una sociedad que sin duda necesita de nuestra ayuda para crecer y ser personas más empáticas.

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