Cuando Melissa Wade, del Reino Unido, descubrió que su hijo se comportaba como un montonero en clases tomó medidas drásticas para asegurarse de que esto no volviera a pasar.
Enseñar a los hijos a ser buenas personas es tarea de los padres. La empatía, solidaridad y el respeto se aprenden en casa, y los métodos para lograrlo son muy variados. ¿Es preferible cumplir un castigo o hablar del tema, será acaso que ambas opciones son correctas?
Para Melissa la respuesta estaba clara luego de enterarse que su hijo de 10 años, Finley, había tomado unas tijeras en clase y destruido de manera voluntaria el saco de uno de sus compañeros.
Como era de esperarse, ella se puso totalmente furiosa. Aún siendo madre de 6 niños, era la primera vez que tenía que enfrentar actos de acoso escolar por parte de alguno de ellos, así que se aseguró de que fuera también la última.
“Estoy disgustada de lo que ha hecho mi hijo Finley y estoy muy desilusionada por sus acciones” – comentó Melissa en una publicación en sus redes sociales.
Si bien las autoridades de la escuela le comentaron que habrían de tomar medidas disciplinarias contra su hijo, ella no quiso pasar la oportunidad para darle una lección de vida al niño.
Tan simple como efectivo, el castigo fue regalar al niño víctima el saco nuevo que Finley había recibido como regalo de Navidad y que tanto había deseado.
El chico al principio se sorprendió por el castigo de su madre, pero estamos seguros de que habrá aprendido una importante lección y que la recordará durante toda la vida. Contrario a muchos padres, que no ven o no quieren ver las malas acciones de sus hijos, Melissa tomó cartas en el asunto.
Muchos padres han manifestado su apoyo a Melissa y a la manera en que solucionó el asunto, otros, sin embargo, la han tachado de exagerada y han reprochado su forma de castigar. Platícanos tu opinión en los comentarios.
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