Eddie Munson, de «Stranger Things»: La historia de la vida real que inspiró su personaje, es demasiado triste

Las etiquetas y los prejuicios son parte de lo que vivió Damien Echols, la persona en la que se basaron los guionistas para crear a Eddie. 

La nueva temporada de Stranger Things ha generado una gran aceptación por parte de los espectadores y ha traído una buena dosis de misterio, intriga y drama a la historia. Sin embargo, uno de los personajes que más llamó la atención fue el de Eddie Munson, interpretado por Joseph Quinn. 

Durante los inicios de la cuarta temporada, el rol de Eddie pintaba para ser secundario e incluso un toque divertido para la historia al compartir secuencias con Mike y Dustin como miembros del club de juego Hellfire. 

Pero todo cambió cuando Eddie fue testigo del cruel ases1nat0 de Chrissy Cunningham. 

A lo largo de la temporada vimos como Eddie se llevaba bien con Chrissy incluso a pesar de que Eddie mostrara una clara aversión contra las “tribus populares” de la escuela. 

La joven porrista es perseguida por Vecna siendo víctima de alucinaciones. 

En un intento por encontrar algo para calmarse, la porrista comienza a tener contacto con Eddie para conseguir algo de drogas que la ayuden a sentirse más tranquila, por lo que una noche va al remolque donde el joven vive.

Ahí Vecna asesina a la joven frente a los ojos de Eddie Munson, quien huye del lugar seguro de que si la policía lo atrapa no creerán su versión.

Afortunadamente después se entera que Max, Dustin, Lucas, Steve, Robin y Nancy saben que él dice la verdad sobre lo ocurrido aquella noche.

Por si no lo sabías, el personaje ficticio está basado en un caso real.

El personaje de Eddie se inspiró en la historia de un joven que casi recibe la pena de muerte por ser sospechoso de m4t4r a 3 niños. 

Se trata del caso de Damien Echols , un joven originario de Arkansas que gracias a un historial de mala conducta, look extravagante y gustos diferentes, a los 18 años se convirtió en sospechoso del deceso de Steve Branch, Michael Moore y Christopher Byers, tres pequeños de sólo 8 años de edad cuyo caso fue conocido como West Memphis Three

La condena de un prejuicio. 

A los 13 años, Miachael Wayne Hutchinson se mudó junto con su mamá a la ciudad de West Memphis en Arkansas donde su madre se volvió a casar.
En ese entonces, para aprovechar el cambio de aires, decidió cambiar su nombre por el de Damien Wayne Echols, adoptando el apellido de su padrastro: Jack Echols.

Foto: Damien Echols

 

Damien dejó la escuela y era conocido por ser problemático, tenía la costumbre de robar en pequeños negocios y fue arrestado en varías ocasiones.  

También fue internado en un hospital psiquiátrico donde le diagnosticaron “delirios de grandeza y persecución, alucinaciones auditivas y visuales, procesos de pensamiento desordenados, falta sustancial de perspicacia y cambios de humor crónicos e incapacitantes”.

Pero su infierno comenzó cuando 3 chicos desaparecieron de su vecindario en la ciudad de West Memphis, Arkansas, Estados Unidos un 5 de mayo de 1993. 

Los cuerpos de los 3 niños fueron encontrados el 6 de mayo en el drenaje en condiciones deplorables, sin ropa y con las muñecas y tobillos atados con muestras de agr3sión  s3xu4al y se sospechó de que el crimen se trató de un ritual satánic0. 

Ante las sospechas, la policía apuntó inmediatamente a Damien Echols y su amigo Charles Jason Baldwin y ambos fueron detenidos tras la declaración de Jessie Misskelley. 

Algo que levanta desconfianza en el arresto de los jóvenes es que Misskelley de 16 años fue interrogado sin ninguna supervisión durante 12 horas y aseguró que él había presenciado como Damien y Charles cometieron el delito e incluso que había detenido a uno de los niños para que no escaparan. 

La confesión de Jessie no fue lógica y las autoridades no encontraron ADN que vincula a los jóvenes con el homicidi0.

El estado comenzó un proceso legal en contra de los chicos y aseguró que la escena del crimen había sido perfectamente limpiada, señalando que por eso se trataba de un caso de satanism0, a pesar de que no tenían ninguna prueba en contra de ellos. 

En 1994 la Suprema Corte de Arkansas deliberó y condenó a Jessie y Jason a cadena perpetua sin libertad condicional. Damien por ser “el líder del grupo” fue condenado a muerte. 

El juicio y la deliberación estuvo llena de incongruencias e incluso un miembro del jurado confesó que consultó el caso con un abogado y él fue quien lo convenció de culpar a los adolescentes. 

En 2011, semanas antes de que se cumpliera la pena de mu3rt3 en contra de Echols, los tres acusados recurrieron al recurso legal Doctrina Alford, que consiste en declarar que son inocentes pero aceptando que existen evidencias suficientes para comprobar su culpabilidad frente al juez más allá de una duda razonable.

Contesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.