El casuario: el ave más peligrosa del mundo que ataca como un velociraptor

Una especie diferente y solitaria, una mezcla entre avestruz y pavorreal. Los casuarios son un género de aves de la familia casuariidae que se distribuyen en Australia y Nueva Guinea. No pueden volar,  pese a su apariencia y aunque pueden ser consideradas  aves exóticas, no es recomendable acercarse a ellas.

Los casuarios tienen un físico impresionante, alcanzan casi los 2 metros de altura, tienen enormes garras, ojos de un color intenso amarillo y una piel rugosa o escamosa de un hermoso azul.

Suelen estar siempre en lugares frescos como las selvas húmedas de Nueva Guinea, se caracterizan por su velocidad al dispersar las semillas de los frutos que consumen, contribuyen enormemente a la diversidad vegetal de su hábitat.

Si no se les enfrenta o acorrala, son animales tranquilos y pacíficos, rara vez atacan pero cuando lo hacen, sus garras de casi 10 centímetros son muy peligrosas, de hecho, es muy probable que terminen con su adversario sin esfuerzo o con una sola patada.

Foto: Christian Ziegler

Aunque están principalmente en varias islas del norte de Australia, su mayor presencia es en Nueva Guinea. Incluso en cautiverio, los propios cuidadores han advertido sobre los peligros del ave a los visitantes.

Su historia es bastante interesante, se tiene registro de tres tipos diferentes de casuario. La especie más pequeña llega a pesar los 22 kilos, mientras el más grande alcanza los 70.

Wikimedia Commons

Viven en montaña o selvas húmedas, su complexión les permite estar en ambos y han logrado rastrear a un ancestro común que se remonta a la prehistoria. Entre otras de sus características, son excelentes nadadores, corren 50 kilómetros por hora y sus fuertes piernas les permiten saltar muy alto.

Sus garras son las que las convierten en las aves más peligrosas del planeta, pueden perforar casi cualquier superficie, desde la tierra hasta corazas de animales pequeños.

 

Los caracoles, hongos y carroña son su fuente de alimentación. Algo interesante sobre la especie es que los padres cuidan a sus pichones por nueve meses y los machos se encargan de la incubación por cincuenta días, pero al final, ambos padres se hacen cargo de su cuidado.

Loa casuarios son especie de cuidado, aunque pueden impactar por su rareza es necesario darles espacio y nunca intentar invadir su hábitat. 

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