El marsupial que se enfrentó a los gigantes para traer el fuego a la humanidad: el tlacuache.

Este animalito no es un roedor ni mucho menos transmite rabia. El tlacuache es un animal inofensivo que se ve amenazado por la desinformación. 

Dentro de las tradiciones orales, se transmiten historias o leyendas sobre el origen de algún fenómeno natural o la historia de algún animal. En la cultura prehispánica, existen cientos de historias que narran la creación del universo dentro de la cosmovisión maya o mexica. Sin embargo, hay una en particular sobre el único marsupial existente en América. 

En una leyenda de origen náhuatl, se cuenta que hace muchos años, cuando la vida empezaba, las personas no conocían el fuego. Comían sus alimentos crudos, en las noches, el frío los atormentaba y no encontraban calor en ningún lado. Lo único que los hombres deseaban es que la noche terminara pronto para que llegara el sol a acariciarlos y darles calor.

Pero un día, el fuego se desprendió de una estrella y cayó en la tierra, provocando el incendio de varios árboles. Sin embargo, los Quinametzin, que eran gigantes de la montaña y enemigos de la humanidad, apresaron al fuego sin dejar que se extinguiera. 

Para evitar que la gente les robaran su tesoro, organizaron un poderoso ejército que era liderado por un tigre. A pesar de que varios intentaron conseguir el fuego, todos perecieron por las flechas.  

Es así que el armadillo, el venado y el tlacuache, que estaban dentro de una cueva, decidieron conseguir el fuego para los hombres. A pesar de que no sabían cómo lo conseguirían, el tlacuache se ofreció como voluntario para la misión. Los otros animales se burlaron de él por su tamaño, el tlacuache estaba seguro de que lo lograría. Lo único que necesitaba es que una vez consiguiera el fuego, todos lo ayudaran a alimentarlo.  

Al atardecer, el tlacuache se acercó cuidadosamente al campamento donde tenian resguardado el fuego y se hizo bola. Así pasó siete días sin moverse, hasta que los guardianes se acostumbraron a verlo. En este tiempo observó que con las primeras horas de la madrugada, casi todos los guardianes se dormían. El séptimo día, aprovechando que sólo el tigre estaba despierto, se fue rodando hasta la hoguera. Al llegar, metió la cola y una llama enorme iluminó el campamento. Con el hocico tomó un brasa y se alejó rápidamente.

Al principio, el tigre creyó que la cola del tlacuache era un leño; pero cuando lo vio correr, empezó la persecución. Éste, al ver que el tigre le pisaba los talones, cogió la brasa y la guardó en su marsupia.

Pero la velocidad del tigre se impuso y alcanzándolo lo pisoteó, le machacó los huesos, lo sacudió y lo arrojó. Seguro de haberlo matado, regresó a cuidar el fuego. El tlacuache rodó y rodó, envuelto en sangre y fuego; así llegó donde la gente y los animales lo estaban esperando. Moribundo, desenroscó la cola y entregó el tizón, los principales inmediatamente encendieron hogueras, y alimentaron al fuego por siempre.

El tlacuache fue nombrado el héroe de la humanidad, aquel que no tiene defensas naturales lo compensa con el uso de la inteligencia, desdes aquel acto valiente todavia muestra la cola pelada. 

El único marsupial de México. 

Se le conoce comúnmente como marsupial mexicano y debe su nombre a la palabra náhuatl “tlacuatzin” que significa el pequeño come fuego. También recibe nombres como Zorro del monte o Zarigueya. generalmente, cuando hablamos de los tlacuaches, nos referimos a Didelphis virginiana (en el sur) y Didelphis marsupialis (en el norte), sin embargo, en México, existen otras seis especies de la familia Didelphidae:

  • Chironectes minimus
  • Philander oposum
  • Caluromys derbianus
  • Metachirus nudicaudatus
  • Marmosa mexicana
  • Tlacuatzin canescens

El tlacuache tiene una constitución física robusta, su rostro es largo y cónico, además de que sus orejas y cola carecen de pelo. A pesar de que su peso es variable, según la especie, todas usan su cola para colgarse de los árboles. Un ejemplo de lo anterior es la Marmosa mexicana de 15 centímetros, en promedio, o el Didelphis marsupialis de 45 (1 a 3 kilogramos en etapa adulta), aproximadamente.

El tlacuache habita climas templados o tropicales, por esto es fácil encontrarlo en varios puntos de México. Es un animal nocturno que construye madrigueras y durante sus horas despierto puede recorrer hasta 2 kilómetros para buscar comida. Se trata de un animal omnívoro, pues consume principalmente semillas, plantas, frutas, insectos y carne de aves o reptiles pequeños. Sus principales depredadores son perros, felinos, aves de rapiña y el humano. 

De una misma camada pueden nacer hasta 13 crías. El periodo de gestación es incompleto y dura de 12 a 13 días. Tratándose de un marsupial, el tlacuache termina de incubarse en el marsupio (una bolsa externa de piel y pelo suave en el vientre de la madre), debido a que cuando es dado a luz aún necesita desarrollarse. A lo largo de dos meses, yace ahí, después se cuelga del lomo de la madre. La época de reproducción es en primavera y verano (entre los meses de febrero y mayo).

El mecanismo de defensa de los tlacuaches más conocido es la tanatosis, que es la acción de fingir su muerte. Mientras lo hace, el animal expele un desagradable olor que lo ayuda a confundir a los depredadores. 

A pesar de la creencia popular, ellos no pueden albergar ni transmitir la rabia, más que nada gracias a el bajo ritmo de su sistema nervioso. Además de que son resistentes a algunos venenos, como los de las serpientes de cascabel y coralillo. 

Debido a las múltiples actividades agrícolas del ser humano, el tlacuache se ha tenido que desplazar más allá de su hábitat. La situación actual hace que este animal haya aprendido a vivir en espacios urbanos.

Según la bióloga Esmeralda Sandoval Benítez de la Universidad Autónoma de México, los tlacuaches son organismos esenciales para el ecosistema. Sirven para regular el crecimiento en la población de plagas y animales venenosos peligrosos para el ser humano. A su vez, son importantes dispensadores de semillas y colaboradores esenciales en cultivos como el café y el cacao. Su conservación es un tema de relevancia, por lo que la divulgación de estas especies se va popularizando.

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