¿Cuáles son los secretos que oculta esta increíble pieza arquitectónica en el norte de la Ciudad de México?.
En el norte de la Ciudad de México se erige una majestuosa estructura blanquecina que destaca con su entorno gracias a su gran tamaño. Se encuentra a unos pocos minutos del famoso deportivo Los Galeana, a un costado del Zoológico y el Bosque Aragón.
Hablamos del Templo de la Ciudad de México de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Aunque también es conocido como la iglesia de los mormones y se trata de un importante recinto a nivel nacional para los profesante de esta religión. Y esto con justa razón, pues México es el segundo país a nivel América con mayor número de adeptos, con un poco más del millón de personas que se identifican con los mormones.
En el año de 1979 se empezó a construir un templo de gran tamaño que tenía como finalidad ser un sitio para celebrar matrimonios y bautizos. Aunque también se tenía planeado ofrecer actividades de índole educativa para las cuales se destinaría el ala de visitantes ahora conocida como el Centro para Visitantes del Templo de la Ciudad de México; el único sitio del templo que en la actualidad sólo pueden visitar con libertad los no mormones o “investigadores”, de acuerdo con la jerga de este grupo religioso, o cualquier feligrés sin importar su rango en el interior de la fe.
Sin embargo, este edificio no solo resalta por su blancura, si no que también por su inspiración en las culturas prehispánicas de México. Esto lo hace totalmente diferente a cualquier otro templo mormón, pues en una parte de su fachada se ven grecas y diseños de inspiración maya.
Pero la pieza estelar de su diseño es el ángel Moroni que se encuentra en la parte más alta del templo.
Está hecho de bronce, mide 6.25 metros y pesa una tonelada y media. Se trata de uno de los símbolos más famosos de los mormones e incluso ya es una marca registrada. Éste supone ser el ángel y profeta que se le apareció al fundador de la iglesia, Joseph Smith, y le presentó las tablillas con la información que comprendería después el Libro de Mormon, uno de los textos sagrados del grupo, además de la Biblia.
La construcción del lugar costó 85 millones de pesos mexicanos, siendo una muestra del impresionante poder adquisitivo de los miembros e incluso de la gran recolección de donaciones y diezmos de sus adeptos. Pero esta no es una cuestión exclusiva de la iglesia mormona, otros templos de distintas religiones también se construyen con las limosnas además de que mantienen a sus líderes con el dinero de las contribuciones. Este tipo de casos se ve más seguido en aquellas congregaciones que se encuentran en la delgada línea entre religión, el culto o hasta sectas.
En ese sentido y de acuerdo con los datos de Amelia Domínguez Mendoza, el templo se convirtió en un sitio exclusivo para los mormones de la alta jerarquía.
Estas personas, así como en otros cultos, suelen ser los miembros que hacen aportaciones monetarias importantes, o bien son aquellos que son identificados como «dignos» de su entrada.
De otra forma es difícil visitarlo, a menos que se trate de algún matrimonio. Este elitismo, así como designación de quien es o no digno de entrada, ha provocado que en torno al templo y su secrecía surjan todo tipo de cuestionamientos, sobre qué se alberga en las zonas exclusivas que debe permanecer secreto incluso para los miembros de la iglesia.
Contesta