En Países Bajos existe un pueblo que no tiene ni un solo auto ni lanchas de motor. Es uno de los lugares más tranquilos de la tierra que debes visitar al menos una vez en tu vida.
En medio de un mundo globalizado, es cada vez más difícil encontrar un lugar que no tenga al menos una pizca de tecnología, ruido o alguna señal de urbanización. Sin embargo, no es precisamente imposible. El día de hoy queremos presentarte Giethoorn, un pequeño pueblo holandés que se caracteriza por tener una tranquilidad de ensueño. Se trata de un lugar sumamente silencioso porque no es posible que los autos pasen, ya que no hay carreteras. Incluso los lugareños y visitantes del pueblo se transportan de manera silenciosa, ya sea en bicicleta, en bote o hasta caminando.
Esta aldea se conforma por una colección de islas de turba conectadas entre sí por puentes. En realidad no hay mucho que hacer más que sumergirte en la tranquilidad que da la ciudad, entre granjas con techo de paja y pasarelas que cruzan el laberinto de canales.
Mientras que el resto del mundo intenta abordar su dependencia excesiva de los automóviles, una ciudad holandesa ofrece una visión de un futuro más verde, más tranquilo y sin automóviles.
Giethoorn ha sobrevivido por más de 800 años sin carreteras. Los residentes dependen mayormente de botes y bicicletas.
Actualmente, esta ciudad es conocida como la “Venecia holandesa”, pues Giethoorn es atravesada por más de 55 millas de vías fluviales y 176 puentes peatonales y ciclistas. En el pueblo viven alrededor de 2,800 personas que son atraídas a la ciudad por su entorno tranquilo.
Pero… ¿Cómo llegó Giethoorn a tener el aspecto que tiene?
La ciudad se remonta a la excavación de turba en el siglo XIII. Los excavadores dejaron enormes barrancos, que finalmente se llenaron de agua y dejaron islas perfectas para una vida apartada y sin caminos.
Durante el siglo pasado, Giethoorn ha protegido activamente su propia tranquilidad. Los ríos de la ciudad están dominados por botes sin motor como bateas y canoas, mientras que los botes a motor solo están permitidos si están equipados con motores de bajo decibelio.
Gracias a esto, Giethoorn se ha convertido en un paraíso para la vida silvestre y ahora cuenta con una increíble vegetación y una gran variedad de pájaros y peces.
Mientras tanto, la clásica arquitectura de casa de campo holandesa con techo de paja sólo se suma a la ensoñación de Giethoorn. Y hay más para hacer que simplemente flotar: hay museos dedicados a la vida marina , los fósiles y la ciudad misma . En invierno, cuando algunos de los ríos se congelan, el patinaje sobre hielo es un pasatiempo popular.
A pesar de que este lugar parece estar en un rincón alejado de la tierra, en realidad está muy cerca de Amsterdam, a 75 millas exactamente. Si quieres disfrutar al máximo de la tranquilidad y evitar aglomeraciones, te recomendamos visitarlo en los meses de abril, mayo, junio o septiembre.
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