Tal vez el mejor líder y estratega militar que ha existido y que conquistó la mayor parte del mundo es sin lugar a duda, Alejandro Magno, el hijo y sucesor de Olimpia de Epiro y Filipo II de Macedonia.
Desde pequeño, su padre lo preparó para reinar, brindándole experiencia militar y con Aristóteles detrás para darle la mejor formación intelectual. Para llegar al trono tuvo que pasar por varios obstáculos, cuando su padre se volvió a casar, lo exiliaron junto a su madre por rumores de adúltero, bastardo y por conspiración.
Cuando Alejandro tiene 20 años años, Filipo muere asesinado, y Alejandro se hace con el poder, eliminando a cualquier rival que pudiera reclamar el trono.
Hay demasiada información sobre su vida y muchos cronistas contemporáneas dedicaron varios años en seguir las aventuras y conquistas del joven. Desgraciadamente, el imperio que erigió tuvo su final cuando él murió, debido a la ausencia de un sucesor de sangre.
Aún cuando el macedonio se casó oficialmente en tres ocasiones y tuvo una larga lista de amantes. Roxana fue la primera y la «auténtica» mientras que Estatira y Parisátide fueron meras uniones por política.
En el año 327 d.C se casó con Roxana, la que muchos consideran su gran y verdadero amor, la joven era hija de Oxiartes, un noble bactriano, a pesar de casarse con amor, el matrimonio funcionaba porque le garantizaba a Alejandro la posición en la conquista de la India; se dice que durante la campaña, Roxana perdió a un bebé.
Pero en ocasiones se necesitan alianzas más fuertes que el amor y Alejandro se vio obligado a casarse con Estatira (una viuda) y después con Parisátide, su prima.
Diez años después de su matrimonio con Roxana, que no tenía una categoría de esposa principal por parte de posición real, Alejandro se casó con Estatira pero esa no fue la única boda, muchos mandos y oficiales macedonios también lo hicieron con princesas persas con tal de asegurar la fusión entre ambas culturas.
Se dice que el magno evento duró cinco días y fue mediante el rito persa, sin embargo, cuando el gran Alejandro falleció, todas esas uniones se disolvieron por el profundo odio entre griegos y persas.
En junio del 323 a.C Alejandro estaba en Babilonia realizando tareas de su gobierno y lejos de sus esposas, cayó enfermo de malaria (o eso sospechan sus estudiosos), y falleció 11 días después, dejando a su Imperio en caos total.
Entre sus esposas solo reinaba el miedo. Estatira estaba protegida por la legitimidad que representaba ser hija de Darío III, sin embargo, Roxana estaba esperando un bebé y eso la hizo aliarse con Pérdicas para ase1narla, pero supuestamente solo se deshicieron de Parisátide.
Olimpia protegió a Roxana lo que pude, ya que ella también perecería en 316 a.C. por una conspiración. Roxana y su hijo Alejandro IV fueron encerrados por Casandro para seis años después ordenar su envenenamiento.
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