Son conocidas como las palabras mágicas porque al decirlas aparecen miles de oportunidades.
Bien dicen que la educación comienza en casa, y con eso no nos referimos a que se deba enseñar cuánto es dos más dos, sino a los valores. El hogar es el primer espacio donde los pequeños aprenden a comportarse y a interactuar con otros individuo, intentando que sea siempre desde el respeto y la empatía.
En casa, los niños aprenden a saludar, por ejemplo, a preocuparse por los demás y preguntarles por su bienestar; y por supuesto, a pedir cosas que necesitan. Es en estas situaciones donde surge una de las enseñanzas más importantes para los infantes y es la de aprender a decir «por favor» cuando se pide algo y «gracias» una vez que se obtiene.
Puede parecer algo obvio y bastante simple, pero muchas veces nos olvidamos de que esos detalles aparentemente sin importancia, en realidad, hacen una gran, gran diferencia.
Cuando un niño aún no sabe hablar bien y tiene sed, podría pedir el vital líquido solamente diciendo la palabra «agua». Sus padres entenderán el mensaje y le darán lo que pide porque aún es muy pequeño y no puede hacerlo por sí mismo. En cambio, si un adulto funcional se encuentra en la misma situación y solo dice «agua», esperando que alguien le ofrezca un vaso, el resultado será muy diferente. Los demás seres humanos creerán que está siendo grosero y nadie atenderá su petición. Sin embargo, si esa misma persona añade un simple «por favor», lo más seguro es que obtenga ese vaso de agua y además, nadie le ponga una etiqueta de «insolente».
Así pues, no debemos subestimar el poder de «por favor» ni de «gracias» pues son palabras que cambiarán la vida de cualquiera que las sepa decir.
Es una cuestión de cortesía, pues a nadie le gusta tratar con gente que no agradece ni sabe pedir las cosas con gentileza. Se cortés significa que tienes empatía y eres considerado con los que te rodean; demuestra que tienes una buena educación y puedes ser amable con los demás. Y entre tantas formas que se puede demostrar la cortesía, ya sea con acciones, gestos o palabras; el máximo ejemplo es saber decir «gracias» y «por favor».
Una de las grandes cosas que puedes hacer por tus hijos es enseñarles a ser corteses. La mejor herencia que tendrán de ti es la buena educación y la práctica de los valores, pues eso les abrirá muchas puertas en la vida.
Una gran persona se distingue por sus valores y y buena educación. No importa cuántos títulos universitarios tengas o cuál sea tu puesto de trabajo; si no eres cortés y amable, esos logros quedan opacados.
La vida es mucho más agradable cuando hay personas que piden las cosas por favor y agradecen. Así que ya lo sabes; si quieres que el camino de la vida sea un poco menos difícil, enseña a tus hijos a decir estas dos simples frases: «por favor» y «gracias». Verás cómo desde el primer momento, las cosas cambian para bien, y cuando sean adultos serán de esa clase de personas brillantes, que pueden iluminar la vida de otros con su presencia.
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