Muchas empresas que elaboran productos con material orgánico suelen desaprovechar gran parte de la materia prima al desechar partes que pueden ser utilizadas para otros fines. Es decir, que el manejo de sus desechos podría ser optimizado y se reduciría el desperdicio.
Algunas personas se han dado cuenta de esto y deciden acudir a fábricas para proponerles ideas con respecto a sus desechos orgánicos. Hace un par de décadas, a dos ecologistas costarricenses se les ocurrió una maravillosa idea para ayudar al medio ambiente, que llevaron a una fábrica de jugos.
En 1997, Daniel Janzen y Winnie Hallwachs – los responsables de un increíble proyecto – se acercaron a una empresa dedicada a la elaboración de jugos para proponerles un plan. Éste consistía en que la empresa debía otorgarles los desechos de la naranja: cáscara y pulpa, además de un pequeño terreno de su propiedad para verterlos allí.
El propósito era observar qué sucedía con los desechos y cómo podría afectar al medio ambiente.
La empresa accedió y les otorgó 3 hectáreas de terreno y todos los desechos de naranja que producían. El lugar en cuestión era un espacio deforestado pero limpio, donde se vertieron más de 12,000 toneladas de cáscaras y pulpa durante un año.
Cuando el lugar quedó repleto de desechos de naranja, fue «abandonado» por más de una década para dejar que el tiempo hiciera su trabajo y así pudieran analizar los resultados. Antes de irse, Daniel y Winnie colocaron un letrero con letras amarillas para poder localizar el espacio. En él puede leerse «Módulo 11 Parcela Experimental (3 ha) Proyecto manejo natural de cáscaras de naranja, programa de investigación»
Decidieron volver 16 años después y lo primero que hicieron fue buscar ese cartel, una tarea que se volvió casi imposible. El paisaje estaba irreconocible y ellos caminaron y caminaron durante horas buscando el dichoso cartel; cuando finalmente lo encontraron no podían creer lo que estaba pasando.
¡El bosque por el que deambularon era precisamente el sitio que buscaban!
Lo que hace unos años era un lugar árido ahora se había convertido en un espacio hermoso lleno de vegetación y con un suelo sano. Los ecologistas también notaron una gran diferencia entre el terreno donde habían arrojado los desechos y el que estaba justo a un lado; la vegetación en el primero era muy variada mientras que en el segundo se había dado solamente una especie de árbol; algo bastante sorpresivo.
«La vegetación en el lugar era increíble, podría observarse un suelo más sano, árboles enormes y fuertes, además de diferentes especies y todo gracias a los desechos que todo mundo pensaba no servía de nada, pero más de una década después, los resultados eran para no creerse», comentó Janzen.
Además, se descubrió que este nuevo bosque era capaz de absorber 11 veces más el CO2 de la atmósfera en comparación con un bosque «normal». Este proyecto dio frutos literal y figurativamente. Con este sorprendente resultado se concluyó que esta manera era una increíble forma de combatir el calentamiento global.
Si las fábricas comenzaran a manejar sus desechos de esta manera, se podría mejor significativamente la situación del medio ambiente.
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