Fue al médico por un dolor de pie y descubrió un cáncer terminal.

Todo comenzó con síntomas vagos y leves. Pasaron 5 años desde que detectó un dolor en su pie. Cuando un médico lo diagnosticó le quedaban 4 días de vida. 

En 2017, Richard Bernstein registró un pequeño dolor en el dedo del pie derecho. Según lo que contó al New York Post, el hombre de 62 años que reside en Nueva Jersey, fue al podólogo e incluso pensó que se había fracturado un dedo, sin embargo, no pudieron encontrar nada malo él.

Dos años más tarde, el dolor se extendió a su tobillo, por lo que decidió ver a un especialista en medicina deportiva. Ahí pensaron que se trataba de una estenosis, un estrechamiento de los espacios dentro de la columna que se puede tratar con fisioterapia. 

Sin embargo, el dolor en pie y tobillo continuaba y hasta estaba afectando su movilidad, luego, en marzo de 2022, su pierna derecha se hinchó completamente. 

Fue en ese momento en el que decidió asistir a su médico de cabecera quien le hizo un escáner abdominal como parte de los exámenes. 

Su médico lo mandó de inmediato con el doctor Michale Grasso, el director de Urología en el Hospital Phelps, quien le dio una noticia increíble  “Me dijo que me quedaban cuatro días de vida”, recordó Bernstein.

La exploración abdominal reveló que Bernstein tenía un gran tumor canceroso en el riñon a parte de un trombo tumoral que había crecido en la vena renal y llenaba la vena cava, la vena principal que drena al corazón. 

Grasso admitió a Bernstein en el Hospital Lenox Hill, para que pudiera realizar un complejo procedimiento para extraer el tumor con ayuda del cirujano cardiotorácico Jonathan Hemli y el cirujano vascular Alfio Carroccio. 

Sin embargo, el proceso se complicó aún más cuando las pruebas preoperatorias revelaron que dos de las principales arterias coronarias de Bernstein estaban bloqueadas en un 99%, además de que su hígado estaba comenzando a fallar. 

El trío de cirujanos tuvieron que extirpar el tumor y realizar un bypass en una cirugía que duró casi 12 horas. 

Como necesitaban «controlar la circulación» tuvieron que cortar el flujo de sangre sin dañar el cerebro. Para eso conectaron a Bernstein a una máquina de pulmón y corazón que enfría el cuerpo a 18 grados. Mientras el cuerpo se sometía al proceso de enfriamiento de dos horas, Hemli y su equipo realizaron el bypass coronario. Luego, los tres procedieron a extirpar el riñón y el tumor.

Según Grasso, el dolor que manifestó el hombre se debía a un bloqueo venoso: “La vena cava estaba obstruida. Había presión en sus extremidades inferiores”

El cáncer de riñón generalmente se diagnostica tarde, generalmente cuando el tumor ya ha progresado. Los signos pueden ser algo vagos como dolor de espalda, sin embargo, la sangre en la orina es un indicador. 

Bernstein pide a las personas que experimentan síntomas vagos que no los ignoren. “No hubo ningún dolor grave en absoluto. Mi consejo es que si algo anda mal y no lo encuentran, no dejen de buscar. Confía en tus sensaciones sobre tu propio cuerpo”

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