Nuestras abuelitas dicen que no existen las casualidades, el destino de cada persona está escrito y esta pareja es el vivo ejemplo de ello.
Cuando pasan cosas inusuales, no se sabe si es casualidad, una fuerza divina o el destino. Tal es el caso de esta chica ecuatoriana de 26 años, Aliz Melina Zambrano Pinargote que se vio envuelta en una situación que parece que marcó su futuro.
Entre las creencias japonesas se encuentra el mito del hilo rojo del destino. Se trata de un hilo rojo que tenemos atado a nuestro meñique y el otro extremo está atado al amor de tu vida. No importa cuánto se estire o se enrede, este hilo rojo jamás se romperá y en un momento de tu vida te encontrarás con dicha persona. Al final de cuentas, todos nacemos con una pareja destinada y este fue el caso de Aliz.
Después de conocerse durante 9 años y estar casados casi 2, Aliz miraba un álbum de fotos de la infancia de su esposo y descubrió algo impresionante.
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Aparentemente el esposo de Aliz estaba desfilando para la escuela y alguien le tomó una foto para recordar el momento y resulta que entre la multitud estaba viendo Aliz el evento.
“Estábamos completamente sorprendidos, no lo podíamos creer. Nos dio miedo, felicidad, muchas emociones porque es increíble que un fotógrafo en medio de un desfile lo paró justo en ese momento donde yo parecía estarlo viendo”.
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La foto muestra a un chico en medio del desfile con una chica de camisa amarilla en el fondo. Toda esta historia suena sacada de una película romántica. En estos casos la realidad supera la ficción.
“Estaba a punto de entrar a mi clase cuando vi que Pedro estaba sentado en una banca fuera de mi clase. Cuando lo vi él me miró y en ese momento le sonreí”.
Asegura que su esposo no le habló en ese momento ni ella tampoco a él sino después que Pedro la buscó en Facebook y la agregó a la red social.
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Fue en ese momento cuando la pareja entró en contacto y desde ese día entendieron que eran el uno para el otro. Con el tiempo lograron tener una relación que se consolidó tiempo después cuando Pedro, entre el miedo y el amor, encontró la valentía para pedirle matrimonio. Se casaron y ya tienen un año y 10 meses juntos.
Pero fue hace pocos días que Ailiz se dio cuenta que aparecía en esa foto de la infancia de su esposo.
Sin razón aparente estaba mirando un álbum de fotografías viejas de él cuando quedó impactada al verse a ella misma en una de las fotos.
Definitivamente esa premisa de las abuelas que tu destino está escrito, encaja perfectamente con esta pareja.
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