Comenzó su “colección” en los años 60
Para Otha Anders, guardar monedas se convirtió en un ritual casi religioso. Guardó desde el cambio que recibía en el supermercado hasta aquellas monedas brillantes que encontraba en la calle o limpiando su casa. Para él era una forma en que la vida le sonreía con pequeños detalles.
«Si veía un centavo en el suelo, en la sala, en el piso o en cualquier lado, automáticamente realizaba una oración de agradecimiento y decía que esa era la forma que tenía Dios de recordarme que siempre debo ser agradecido» comentó en una entrevista.
Otha se negó a gastar sus centavos por algo de tiempo. Su disciplina y la dedicación que le había dado a esta práctica se lo impedía.
«No he gastado un centavo en más de 40 años, prefería cambiar un dólar antes que gastar un centavo». Continúa el señor Anders.
La colección de Otha creció tanto que llegó a necesitar jarras de plástico de agua de 10 litros. Conservaba su colección en su patio.
A mediados de 2018, Anders por fin decidido, se dirigió al banco para ver los frutos de su trabajo. Más de la mitad de su vida la pasó recolectando centavos.
Con ayuda de amigos y familiares Otha transportó todos sus contenedores en un camión. Al llegar al banco la conmoción fue evidente, los cajeros no creían la cantidad de centavos que tenían ante sus ojos. La colección incluso logro que la máquina clasificadora digital de monedas dejara de funcionar.
https://youtu.be/nLPcLnrA7LM
Al final de la larga jornada para el personal del banco se reveló que Anders logró recaudar $5.136 dólares. Durante los años que se dedicó a juntar las pequeñas monedas logró recabar más de 500.000 centavos y su peso total era de poco más de una tonelada.
Anders comentó que utilizaría el dinero para pagarle a su dentista.
¿Tú tendrías la disciplina de Otha? Comparte esta nota con tus amigos para sorprenderlos con esta gran colección.
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