La verdadera historia de Caperucita Roja no es un cuento para niños

Los cuentos clásicos fueron una parte importante de la infancia de muchos. Nos hicieron imaginar situaciones asombrosas y también nos hicieron desear tener aventuras tan increíbles como los protagonistas. Sin embargo, no todos los cuentos tenían contenidos aptos para niños. Algunos contaban historias aterradoras.

Este es el caso de Caperucita Roja, un cuento que nos narra la historia de una niña despistada que va a visitar a su abuela. La niña debe cruzar el bosque y evitar caer en las garras del lobo, que trata de devorarla. Una de las artimañas del lobo es disfrazarse como la abuelita para que cuando Caperucita esté distraída, poder atraparla. Afortunadamente un cazador la salva a ella y a su abuela, mientras que el lobo tiene un destino fatal.

Aunque si lo pensamos bien, este relato para niños es un poco cruel; pero no se compara con la historia original, escrita hace más de 300 años. A continuación te traemos algunos datos sobre este impactante relato.

Origen

La historia viene de la tradición oral; es decir, se trata de una leyenda cuya intención era prevenir a las jóvenes de los hombres «malos» o «depredadores».

Charles Perrault incluye esta narración en una antología de cuentos publicada en 1697. Este escritor francés modificó varios relatos haciéndolos más agradables para el público infantil.

Casi 100 años después, en 1812, los hermanos Grimm vuelven a darle unos retoques a la historia para que sea todavía más apta para los niños, dándonos la versión suave que conocemos ahora.

Desarrollo

Ambas versiones comienzan igual. Caperucita es una niña a punto de entrar en la adolescencia que debe visitar a su abuela al otro lado del bosque, por encargo de su madre. La señora le hace la misma advertencia a su hija varias veces: «no hables con extraños».

Tampoco debe salirse del camino o distraerse. Caperucita entiende la indicación pero es fácilmente persuadida por el lobo, quien la convence de ir por otro lado para recoger flores para su abuela.

Mientras Caperucita se distrae con las flores, el lobo toma un atajo y llega a la casa de la abuela.

Comienza el terror

En la versión amigable, el lobo encierra a la abuela en el armario y se viste con su ropa; sin embargo, en la versión original hace algo completamente horrible.

El lobo mata a la abuela, la corta en pedacitos, los coloca en un plato; guarda la sangre en una botella, y dispone todo en la mesa, a modo de cena. Entonces se viste como la abuela.

Cuando Caperucita llega a la casa, el lobo disfrazado la invita a comer; el menú es carne y vino.

Con la religión

Aquí podemos encontrar un claro (y perturbador) paralelismo con la tradición religiosa de la eucaristía; que es tomar el cuerpo y la sangre de Cristo.

En la religión, este canibalismo es metafórico; el cuerpo en realidad no es carne humana ni de animal sino pan o algún otro producto de harina; y la sangre es vino. El cuento lo muestra de manera literal, por alguna extraña razón.

La situación empeora

Luego de la cena, el lobo le pide a Caperucita que se desvista y eche toda su ropa al fuego, pues ya no las necesitará. Después le ordena que se meta a la cama con él.

Una vez ahí, el lobo abusa sexualmente de ella y al finalizar se la come.

¿Y el héroe?

En esta versión el cazador no existe; no hay un héroe que llegue en el momento justo para salvar a Caperucita. Los hermanos Grimm fueron quienes agregaron a este personaje para que la historia tuviera un final feliz.

El color rojo

La razón de que la capa tenga ese color no es porque sea bonito; en realidad es una representación de la menstruación.

Cuando Perrault escribió el cuento, a finales del siglo XVII, el color rojo estaba asociado con el pecado. Además, muchos folcloristas afirman que era símbolo del crecimiento de las niñas, cuando tenían su primera menstruación.

Es historia antigua

El antropólogo Jaime Tehrani afirma que Charles Perrault fue la primera persona en poner por escrito el relato; que era una historia muy popular transmitida de boca en boca durante muchos siglos previos.

Por su parte, Robert Darnton cree que casi todos los cuentos que escribió Perrault, provenían de la la tradición oral y eran proporcionados por la enfermera de su hijo, a quien nombró Mamá Ganso en sus libros.

Al parecer, la versión más antigua de la historia de una niña vestida de rojo que se encuentra con un lobo data del siglo XI y fue escrita por un poeta belga.

Varias versiones

La versión francesa de Perrault se extendió en Alemania e Inglaterra gracias a los refugiados franceses de las Guerras de Religión y otros conflictos. Hasta el siglo XIX, los hermanos Grimm transforman y compilan este relato.

Desde entonces, el cuento ha sufrido muchas modificaciones. Cada región del mundo puede tener un detalle diferente; incluso la versión que tú conoces podría ser distinta a la que conoce tu mejor amigo de la infancia. Pero sin duda, los elementos de canibalismo y pedofilia no son una constante dentro del relato.

Incluso, en versiones contemporáneas, la protagonista no usaba una capa roja; simplemente era una niña pequeña. Algunas mencionan que la capa estaba hecha de oro; no es hasta el siglo XVII que aparece con ese característico color rojo.

De acuerdo con el texto de Perrault, la niña «tenía una capucha roja hecha para ella y le iba tan bien que todos la llamaban Caperucita Roja». Es decir, que la protagonista ni siquiera tenía nombre propio y se le dio por esa prenda de ropa. Así que es probable que el autor sea también el inventor de esta famosa capa.

 

También existe una versión donde Caperucita logra escapar del lobo. Luego de que ambos se han metido a la cama, ella descubre que no es su abuela y dice una mentira para salir de ahí. La niña comenta que tiene que orinar y no quiere hacerlo en la cama; así que el lobo la deja ir al bosque pero antes le ata el dedo con una cuerda para que no escape. Caperucita sale y deja la cuerda en una rama, logrando escapar.

Moraleja

Este cuento, más que ser un relato de entretenimiento, tenía una intención educativa. Debía enseñar a las niñas a tener cuidado de los hombres que quieren aprovecharse de ellas. Era una especie de advertencia para que no confiaran en extraños «amigables» pues las consecuencias podrían ser terribles.

De hecho, a menudo se describe al lobo como un ser que camina en dos patas y no cuatro, reforzando el hecho de que estaba representando a un hombre.

Tal vez para nosotros, este cuento nos siga recordando la dulce e inocente infancia, pero ahora sabremos que el propósito iba mucho más allá de narrar una historia fantástica para alegrar a los niños.

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