El Palacio de Hofburg es el más grande de Viena y en su momento fue la residencia de la realeza austriaca; los Habsburgo la convirtieron en su hogar por más de 600 años. Actualmente es la residencia del Presidente de la República.
Con tantos años de historia, alberga el museo de Sissi, la Biblioteca Nacional, la escuela Española de equitación y los salones imperiales; cuenta con 2600 estancias, repartidas en 18 alas. Probablemente, uno de los lugares que más causa curiosidad sea la Schatzkammer o en español «la cámara del Tesoro», donde guardan las joyas del Reich.
De acuerdo a la información, está compuesta por veinte salas que exhiben los diferentes tesoros acumulados por los Habsburgo por varios siglos. Algunas de las piezas más destacables son el retrato familias del emperador Maximiliano pintado por Bernhard Strigel y diferentes tipos de cuadros o joyas.
También conservan los únicos símbolos medievales que se conservan intactos, eran piezas que representaban a los reyes de los pueblos germánicos y al Sacro Imperio Romano Germánico.
El Tesoro Imperial está dividido en dos pares, la primera es el Sacro ( Geistliche Schatzkammer) con piezas religiosas como altares, cruces y relicarios, algunas de las piezas más originales que tienen en sus arcas no tienen nada que ver con la fe.
La segunda parte, el Secular (Weltliche Schatzkammer) está compuesto por las insignias del Imperio Austríaco, teniendo en su poder la corona de Rodolfo II, su Orbe y centro imperial, además del manto de terciopelo y armiño de Fernando de Hungría.
A esta sección secular también incluyen las insignias del Sacro Imperio, como las joyas de Nuremberg que incluye la Cruz Imperial, la Lanza Sagrada, la Corona, Cetro y el Orbe Imperial.
Hay otra sección que son las Joyas de Aquisgrán, custodiadas por mucho tiempo por los alemanes hasta en 1794 cuando descubrieron que tenían la Biblia Imperial, la Bolsa de San Esteban y la supuesta espada de Carlomagno.
Es difícil tratar de darle un orden a la recolección de las piezas, porque no se sabe con exactitud cuando se recuperaron. Godofredo de Viterbo, un cronista italogermano del siglo XII fue de los primeros coleccionistas.
Las joyas del Recih no tuvieron un sitio fijo de custodia durante la Edad Media, es más solían sacarlas de un castillo a otro hasta que en 1423 se designó a Nuremberg como su sede permanente.
En 1796, el ejército francés que avanzaba obligó a que trasladarán a la mayoría de la colección a Regensburg, después pasaron a Ratisbona en 1800 y un año después quedaron en Viena aún cuando en 1806 el Sacro Imperio se disolvió.
Cuando Hitler y el ejército alemán se fusionó –Anschluss– con Austria entre 1938-1946 ordenaron que las joyas regresaran a Nuremberg para exponerlas en una iglesia medieval.
Pero los bombardeos aéreos de la Guerra destruyeron el templo y tuvieron que resguardar al tesoro en un castillo de la ciudad, pero cuando llegaron las tropas americanas y tras ver los destrozos, pudieron encontrar a salvo a casi todas las piezas que regresaron al Palacio de Hofburg.
Sin duda alguna, es un lugar perfecto para los amantes del arte y la historia.
Contesta