Los cenotes son una de las grandes maravillas que tiene México, con muchos años de historia, Yucatán es el estado que cuenta con más cenotes, se tiene el registro de al menos 2, 400 que están interconectados entre sí.
Es necesario definir que son un fenómeno natural, antes eran conocidos como ts’onot, una palabra maya que significa literalmente «hoyo» o «agujero en el suelo».
Aparecieron en por primera vez documentados en el siglo XVI, sin embargo, no comenzaron a explorarlos hasta finales del XIX y principios del XX. Se creía que eran especies de portales para poder ingresar al reino de Chaak, el dios maya de la lluvia y de la vida.
En la antigüedad, las personas creían que después de la muerte, tenías que recorrer un largo camino hacia Xibalba, un lugar mítico y sobrenatural, ubicado entre el subsuelo terrestre y bajo el agua.
Por su disposición y características es común encontrar vestigios arqueológicos en un gran estado de preservación y esto ha aumentado su importancia histórica y biológica.
Sin embargo, los megaproyectos impulsados por el estado -como el tren maya- ponen en grave peligro su estatus. Pese a estar bajo la observación de varios expertos e investigadores, se sabe muy poco sobre los cenotes, a pesar de ser considerado como uno de los sistemas acuíferos más complejos del país.
En palabras sencillas se puede decir que son un depósito de agua manantial situado en depresiones geológicas. La lluvia es la principal generadora de los cenotes, pues sus precipitaciones deslavan la roca caliza que con el tiempo generan un sistema de cavernas subterráneas.
«Sus aguas, expuestas en mayor o menor grado a las condiciones ambientales imperantes en la península, proporcionar un ambiente peculiar en el cual se han desarrollado formas de vida únicas», escriben biólogos del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Yucatán.
El fenómeno de la piedra caliza es el «culpable» de que los cenotes de la región se comuniquen entre sí. Sobre su sauna, se sabe que ciertos tipos de peces y crustáceos viven ahí.
Otra de las cosas que hay que tener en consideración para que sea posible que la vida habite en un cenote es respecto a su edad y su morfología.
Sobre su clasificación, hasta el momento se conocen 4 tipos: los semiabiertos o en forma de cántaro, los abiertos de caída libre, los antiguos o aguadas y los tipo caverna.
Aunque algunos cenotes están abiertos al público, es necesario ser turistas responsables y cuidar una de las creaciones naturales más espectaculares del país. Para ello es necesario cuidar el uso del bloqueador, contener la llegada de las aguas negras y las filtraciones de materiales de construcción que son sus principales amenazas.
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