Incluso se llegó a separar y ahora son dos manchas del tamaño de la Tierra
Las manchas solares son regiones en el Sol con una temperatura más baja que su alrededor pero con una intensa actividad magnética. Su característico color negro se debe a que su temperatura baja contrasta con la temperatura alrededor, provocando que dicha zona se vea más oscura. En promedio, una mancha solar llega a medir 12 mil kilómetros de diámetro pero se han registrado grupos de manchas que alcanzan 10 veces ese tamaño.
Una mancha aparece, crece, cambia de forma y tamaño y luego de uno o dos meses desaparece; así es su ciclo de vida. Sin embargo, son muy impredecibles pues en un parpadeo pueden multiplicar su tamaño y muchas veces son las causantes de tormentas geomagnéticas que pueden afectar las comunicaciones y satélites de nuestro planeta.
Esta vez, una mancha identificada como AR308 incrementó su tamaño igualando el de la Tierra en solo un par de días.
Cuando se detectó su aparición, tenía un tamaño moderado que los expertos no consideraban de preocupación. Sin embargo, en 48 horas, la mancha AR308 multiplicó por 10 su tamaño y además se separó en dos manchas diferentes; ambas con un diámetro igual al de la Tierra.
Dentro de las manchas se acumula una gran cantidad de energía que necesita ser liberada de algún modo. Cuando se libera dicha energía lo hace de una forma intensa en ráfagas de radiación mejor conocidas como erupciones solares. Esto también puede traer la liberación de plasma solar que sale disparado directamente al espacio; y a este fenómeno se le conoce somo eyección de masa coronal (CME por sus siglas en inglés).
Las CME interactúan con el campo magnético terrestre provocando una perturbación temporal en la magnetósfera dando lugar a las tormentas geomagnéticas. Éstas, según su grado de intensidad, pueden interferir con las comunicaciones de radio y satelitales dejándolas fuera de servicio.
De acuerdo con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), el par de manchas AR308 se encuentra apuntando directamente hacia la Tierra. Sin embargo, no hay nada de qué preocuparse (aún) pues sus erupciones solares son de clase C, que corresponden a la clasificación más débil.
Las llamaradas de clase A, B y C, son muy débiles como para mostrar un impacto significativo en la Tierra, según la NOAA. Las de clase M se consideran moderadas y llegan a ocasionar apagones de radio mientras que las de tipo X son las más fuertes y pueden provocar tormentas de larga duración así como daños en los dispositivos satelitales.
Por el momento, el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA vigila muy de cerca estas manchas ya que se espera que en los próximos días sucedan eyecciones de masa coronal. Aunque aseguran que no habrá nada de qué preocuparse si alguna de esta eyecciones alcanza la Tierra pues a lo mucho causarán algunas fallas en las radiocomunicaciones.
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