Cuando eres joven y quieres de alguna manera sentirte un poco más independiente y útil en tu hogar tomas la decisión de buscar un trabajo para cubrir los gastos diarios y de vez en cuando darte algún gusto. Es por esta razón que vemos como en su mayoría es la juventud de nuestra ciudad quienes optan por empleos como camareras, asesoras de ventas, entre otros.
Y es esa misma juventud la que algunas veces nos hace estallar y sentirnos vulnerables ante distintas situaciones que más adelante los años te dan experiencias y dejas de darle tanta importancia.
En la sociedad actual en la vivimos vemos dos tipos de personas, hay quienes consideran que la propina debe entregarse a la persona que con mucho esmero te atendió y te ofreció un buen servicio y está la otra cara de la moneda en donde los clientes a pesar de recibir un excelente servicio de parte de quien los haya atendido no les dejan propina porque aseguran que ellos ya tienen su sueldo y dentro del costo de cada plato de comida está incluida una propina decente para todos.
No hay dudas que trabajar con clientes directamente cara a cara probablemente sea uno de los empleos más complicados, ya que debes estar expuesto a constantes quejas o problemas. Es por eso que esta joven mesera decidió contar su experiencia y de alguna manera poder desahogarse.
Joyce Ferrer tiene 22 años de edad y trabajar como camarera en un restaurante ubicado en Bayamón, Puerto Rico. A pesar de su corta edad entrega la vida por su trabajo y presta un servicio espectacular, pero lamentablemente no siempre recibe el agradecimiento ni la amabilidad de parte de los comensales, quienes se van sin darle las gracias y mucho menos le entregan su propina.
Y fue justamente eso lo que le ocurrió a Joyce hace unos días, al atender a una de las mesas el lugar.
“Di mi mayor esfuerzo para atender de la mejor manera posible a todos los miembros de esa mesa porque antes habíamos tenido un inconveniente con el arroz que se sirvió en uno de los platos porque estaba frío. Corrí para hablar con el chef y pedir que se lo cambiaran, dejé de atender a otras mesas para dedicarme por completo a ellos porque me parece que es un tanto desagradable que hayan problemas en la mesa, con los platos de los demás o el mío”.
Al momento de que los comensales se retiraron del lugar Joyce estaba atendiendo a otras mesas pero se mantuvo al pendiente por si la llamaban para entregarle la propina, pero su desilusión fue tal que al acercarse a la caja vio como habían pagado una cuenta de $100 dólares y fueron incapaces de dejarle tan siquiera $1 dólar de propina.
“Fui a la mesa para terminar de recoger todos los platos y verificar a ver si no me habían dejado mi propina allí, pero no lo hicieron, se fueron sin tan siquiera darme las gracias a pesar de que fui muy empática con todos. No me pagan una miseria como en otras compañías, esa no es mi queja. Mi molestia e incomodidad es que me esforcé demasiado con esa mesa para que todo saliera bien y ¿para qué? Si fueron incapaces de dejarme $1 dólar”. Comentó la joven entre lágrimas en un vídeo que publicó en sus redes sociales.
Esto causó un revuelo en las redes sociales entre los cibernautas en donde debatían si se debía dar o no propina a los meseros o repartidores, ya que a pesar de que es una simple sugerencia que se ve en algunos restaurantes, hay quienes creen que no se debe pagar un extra por un servicio que ya estas pagando al consumir en el local.
No olvides compartir esta publicación y déjanos tu comentario para esta chica que alzo su voz sobre una situación que la incomodó y dinos si consideras que su molestia es justificada o si por el contrario crees que la propina no es algo obligatorio.
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