Despedir a un ser amado es el episodio más doloroso que cualquier ser humano puede experimentar en la vida, todos sabemos que en algún momento dejaremos este plano terrenal, pero jamás estamos preparados para recibir una noticia cómo está y mucho menos si se trata de un pequeño que esta apenas empezando a vivir.
“Siempre le dimos lo mejor de nosotros, el vivirá en nuestros corazones eternamente”
Milo un hermoso bebé de pocos meses nació padeciendo la terrible enfermedad de leucemia. “Los meses transcurrían y disfrutamos cada segundo a su lado”.
La conexión con su hermano mayor Lucca surgió casi que inmediatamente, estuvo presente en todo momento, participó en cada detalle, fue el hermano perfecto para Milo durante el año que Dios dispuso que estuviese con nosotros.
Kassady Bingham, madre de ambos niños nos cuenta que para Lucca su pequeño hermano sigue vivo en su corazón, él no ha dejado de recordarlo ni un solo día, algunas noches lo extraña tanto que comienza a llorar, son momentos muy duros para toda la familia.
Es tanto así que una mañana entro a nuestra habitación y me despertó sobresaltado y feliz porque pudo volver a jugar con su hermanito y me contó que ya podía gatear.
Cómo madre puedo decir que es el dolor más grande que he experimentado, perder a tu pequeño es algo indescriptible, no podría desearle algo así a nadie.
Uno nunca espera que la vida te hará pasar por una tragedia cómo está, desde que sabes que estás dando vida a un pequeño ser en tu vientre todo tu mundo cambia, pides con toda tu fe que solamente sea un niño sano y te imaginas una vida llena de momentos maravillosos a su lado, sus primeros pasos, su primera palabra, el tan esperado primer día de clases. Pensar en que sus alas fueron cortadas tan pronto es algo lamentable.
“Estoy demasiado desconsolada como para decir algo más”.
En una ceremonia muy íntima se logró captar el momento en que Lucca se despide de su amado hermanito “Miwo” como le decía tiernamente posándole un delicado beso en su frente.
“Milo fue a casa con Jesús esta mañana, no perdió la batalla, ganó la mayor recompensa; curación celestial”
Su única esperanza es tener la certeza y la fiel convicción de que su pequeño Milo sigue junto a ellos cada día, pero esta vez en alma y espíritu.
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