Para Amy Jandrisevits, una ex trabajadora social, existía un gran vacío en el mercado infantil. La falta de inclusión para los niños que padecían diferencias físicas fue un impulsó para dar un paso más allá y crear verdaderas obras de arte para llenar de alegría y esperanza a estos indefensos pequeños.
Y es así cómo está artesana se dispuso a crear réplicas exactas de muñecos con la diferencia física que poseían sus futuros dueños. “Cada muñeco cuenta una historia, algunas son desgarradoras, crudas y emotivas”
Es por esto que siempre que Amy recibe un pedido lo asume con mucho respeto y sobre todo responsabilidad, ya que en sus manos tiene el poder de cambiar la vida de estos niños, llenándolos de seguridad, confianza y sobre todo regalándole una sonrisa sincera.
Este es el caso de la hermosa Ryann, «cuando tuve en mis manos una muñeca idéntica a mi no podía créelo, es la primera vez que veía algo así». Fue algo único e inigualable para toda la familia.
La maravillosa artesana se basa principalmente en la raza, características físicas y problemas médicos de cada niño para luego en la comodidad de su hogar pasar largas horas diseñando la réplica exacta de cada cliente.
Inicialmente nunca pensó en tener tanto éxito y alcanzar una gran popularidad en el mercado, pero se llevó una gran sorpresa al ver la cantidad de personas que quieren ser parte del cambio de la humanidad, ser más inclusivos y de alguna u otra manera respetuosos ante las diferencias de los demás.
Y ¿Qué mejor manera de empezar a hacerlo que con estos hermosos muñecos?.
Cada muñeco tiene un costo de 100 dólares, algunas familias no cuentan con los recursos necesarios pero para Amy esto no representa ninguna limitante, asumiendo ella los gastos de envío y materiales, su único objetivo es regalar ilusión a los niños, su mejor ganancia es ver esas lágrimas llenas de felicidad y agradecimiento por crear tan maravillosos muñecos.
“Necesitamos ver a cada niño como una obra de arte, una obra maestra. Mientras que la fabricación de muñecos es una forma de arte, el verdadero lienzo es el propio niño. Si queremos convertirnos en una sociedad que valore las diferencias y la inclusión, así es como empezamos. Comenzamos con algo tan simple como un muñeco, un retardo humano”.
Inicialmente sólo creaba muñecos con diferencias en las extremidades pero al poco tiempo recibí una enorme cantidad de pedidos para niños que padecen albinismo o poseen rasgos chinos por ejemplo.
Aquí presentamos algunos de sus extraordinarias obras: