Abuela crea marca de zapatos ecológicos hechos de cáñamo

Las pequeñas empresas siempre son ejemplo de perseverancia y nace de una idea, en muchos casos no logra tener mucho alcance, sin embargo, hay casos exitosos que pueden generar un impacto económico interesante, pero mejor aún, ayudar al medio ambiente.

¿Alguna vez te has detenido a pensar en la cantidad de materiales y desechos que son utilizados para te puedas poner un par de zapatos?, probablemente no. Pues desde mucho tiempo, damos por sentado que el calzado es algo que tenemos por default, sin embargo poco nos preocupamos en todo lo que pasa antes y durante su fabricación.

Maria Otília, una mujer de 77 años, originaria de Portugal tuvo una gran idea y la desarrolló al lado de su nieto, ambos comenzaron una startup que produce zapatillas modernas a base de cáñamo, 8000Kicks, una marca vegana y sostenible que llegó al mercado hace un par de años.

Bernardo Carreira, de 27 años, regresó de Londres, Reino Unido, en 2018, dejó su trabajo de telecomunicaciones y volvió a Minde, un pequeño pueblo del distrito de Santarém en Portugal, a partir de ahí tuvo la idea de arrancar su propio negocio y qué mejor que hacerlo en familia, al lado de su abuela.

Maria Otília tenía en ese entonces más de 50 años de experiencia en la fabricación textil, por lo que el hecho de crear calzado deportivo a partir de una fibra resultaba un poco inusual, por no decir loco, aún así, comenzaron a idear zapatillas de cáñamo.

El enfoque era claramente sustentable y después de mucha investigación, concluyeron que tiene numerosos beneficios ecológicos; por ejemplo: para producirlo, se usa menos agua de la necesaria para cultivar algodón y no se necesitan pesticidas ni herbicidas para que crezca.

El cáñamo absorbe el CO2 de la atmósfera y depura el suelo, “algunos dicen que se puede plantar hasta 14 veces en el mismo suelo sin dañarlo”, comenta Bernardo.

“Estos zapatos hechos con cáñamo y repelente al agua, lo cual es completamente innovador en el mercado. Luego también están las suelas hechas con algas recicladas que recolectamos con la ayuda de una empresa estadounidense y las colocamos dentro de las suelas. Luego tenemos las primeras plantillas hechas de cannabis. Y mi abuela puede hablar de eso, porque ahora solo usa estas plantillas.

Lo que comenzó con una inversión de ahorros familiares y la entera confianza entre abuela y nieto, ahora está rindiendo frutos y todo parece indicar que el negocio va viento en popa. El siguiente paso es seguir generando productos con base en cáñamo, como mascarillas, sombreros y calcetines.

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