Alemana llegó a Tanzania por su trabajo y encontró el amor. Ya tiene 9 años formando parte de la tribu
La historia de amor de Stephanie Fuchs es como sacada de un cuento de hadas, viajó a Tanzania, África oriental, por un proyecto laboral de conservación marina y terminó encontrando a quien sería el amor de su vida y padre de su hijo.
En el 2011 la Alemana llegó a Tanzania llena de expectativas y emoción, era la integrante de un pequeño grupo de conservadores de la vida marina. Todos se instalaron en la aldea de Utende pero Stephanie quiso caminar y conocer un poco del lugar, empaparse de esta cultura única y socializar con la comunidad ya que dominaba perfectamente su lengua nativa por anteriores campamentos visitados, pero por cosas del destino se topó en el camino con Sokoine, el flechazo surgió inmediatamente. “Fue amor a primera vista, la conexión que sentí al ver sus ojos fue impresionante, nunca había sentido algo igual a eso”.
En una publicación que realizó esa misma noche en sus redes sociales comentó “ya me había enamorado de Tanzania, de su cultura y la calidad humana que se consigue en cada persona que la integra”.
Al día siguiente se disponen a ir al centro de la vida marina de Tanzania y para su grata sorpresa Sokoine es el guardia de seguridad del lugar. Ambos al verse se sonrieron y ella puede jugar que fue la sonrisa más calmante y llena de paz que pudo recibir en la vida, ella se seguía enamorando de él cada día más.
Hasta que llegó la tan esperada noche, salió con sus compañeros de proyecto de investigación a cenar en un restaurante y allí estaba Sokoine, cruzaron miradas y allí él se atrevió a dar el paso tan ansiado por ambos y se acercó a ella para hablar.
Desde esa noche ya han transcurrido 9 años y su amor sigue intacto como el primer día.
11 meses después decidió mudarse al desierto de Tanzania para formar una hermosa familia con Sokoine, ambos tienen un niño de 4 años quien está creciendo regido por estas dos culturas y costumbres tan distintas pero que ellos han sabido complementarla y llegar a obtener un perfecto equilibrio ya que Sokoine es un padre presente en cada paso y logró de su hijo, algo que en los Masái no sucede puesto que es la mujer quien se encarga en su totalidad de la crianza de los hijos. “En nuestra relación hay ciertas cosas que él hace que otros hombres masái no harían”.
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