Descubren en Chernóbil hongos que comen la radiación de los reactores

La vida siempre prevalece, no importa lo hostil o agresivo que sea un lugar, generalmente hay un tipo de vida que prospera. Sin ir tan lejos ¿Has pensado cómo pueden sobrevivir organismos vivos dentro de un volcán?.

La ciencia se ha dedicado en parte a investigar varios tipos e criaturas microscópicas que de alguna manera pueden oponerse hasta los lugares más inesperados. Como te decíamos  en un párrafo anterior, desde volcanes, hasta los sitios esterilizados de la NASA. Se calcula que la humanidad ha enviado ‘sin querer’ más de 30.000 diferentes tipos de bacterias al suelo marciano.

No sabremos pronto si estos organismos sobrevivirán al clima intempestivo de Marte, pero podemos hacer uso de un lugar igualmente hostil para imaginarlo. Científicos han catalogado por lo menos 200 especies de hongos viviendo en las ruinas del Reactor 4 de Chernóbil.

Cryptococcus neoformans: una de las especies encontradas en Chernobyl. | Dr. Graham Barbas CC BY-SA 3.0

Hongos supervivientes

Estos especímenes ponen a prueba todo lo que conocemos sobre los límites de la vida. No solo sobreviven a la radiación que los rodea, también se alimentan de ella. Se les conoce como ‘Hongos Radiotróficos’, una especie que se arman con melanina, mismo elemento que se encuentra en la piel humana que nos ayuda a protegernos de la radiación ultravioleta, para convertir la radiación gamma en energía química esencial para el crecimiento y sustento.

«En muchos reactores nucleares comerciales, el agua radiactiva se contamina con organismos melanóticos. Nadie sabe realmente qué demonios están haciendo allí», comentó Arthur Casadevall, microbiólogo del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, en su publicación en a revista Scientific American.

De acuerdo a su investigación junto con sus colegas, los hongos radiotróficos que se pueden encontrar en Chernóbil (Cladosporium sphaerospermum, Cryptococcus neoformans y Wangiella dermatitis), pueden resistir la radiación ionizante de manera mucho más eficiente, esto les permite crecer más rápido en presencia de ella. Otros estudios han señalado que los hongos apuntan a sus esporas e hifas hacia las fuentes de radiación que lo rodea, como lo haría cualquier hongo en búsqueda de comida.

«Después del accidente (de Chernobyl), los hongos fueron los primeros organismos en aparecer, y los científicos querían entender cómo pueden prosperar en un entorno así», comenta Kasthuri Venkateswaran, investigador principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

Venkateswaran estudió de cerca los hongos recolectados, los cuales contenían más melanina que los hongos recolectados fuera de la zona de exclusión, «Esto significa que los hongos se han adaptado a la actividad radioactiva«, agregó.

En 2016, 8 especies de hongos recolectados en Chernóbil, viajaron a la ISS (La Estación Espacial Internacional) a bordo de un cohete de SpaceX. Esta misión tenía como propósito comprender cómo es que estos hongos pueden tolerar niveles tan altos de radiación.

Los resultados del experimento y otros estudios parecidos han llevado a abrir una investigación más amplia. Los análisis científicos que al día de hoy no han podido explicar del todo cómo sobreviven. Tomando estos ejemplos para poder planificar el futuro de la especie humana, sobre nuestros planes de colonizar otros planetas.