El príncipe Harry volvió junto a su esposa para el funeral de la Reina Isabel II a pesar del miedo que tienen de que se repita la historia de Diana de Gales.
En marzo de 2020 el príncipe Harry tomó la decisión de abandonar la vida que conocía desde que nació y su lugar en la línea de sucesión al trono. Él sabía que era un punto sin retorno, por lo que pronunció un emblemático discurso, el último como Alteza Real, en el que juró lealtad a Isabel II como abuela, como reina y como comandante en jefe. Después de esto se mudó a Estados Unidos junto a su esposa Meghan Markle y confesaron en una controversial entrevista todo lo que vivieron siendo miembros de la familia real y aquellos aspectos que los atormentaron durante años. Ahora ambos han regresado a Reino Unido para el funeral de la Reina Isabel II, encontrándose cara a cara con sus antiguos fantasmas.
Cuando los duques de Sussex abandonaron la Casa Real Británica causó una ruptura histórica. Si bien el príncipe Harry siempre mostró cariño, agradecimiento y preocupación por su abuela la Reina, no sucede lo mismo con los demás integrantes de la familia.
Por esto mismo, no fue de extrañar que Harry corriera al Castillo de Balmoral para intentar despedirse de su abuela Isabel II, a pesar de que se enfrentaría a una situación claramente incómoda.
Empecemos con el vivo recuerdo que la situación trae de Diana de Gales. Por primera vez en años el título de Princesa de Gales vuelve a ser usado y en este caso por Kate Middleton.
De igual manera, las personas no pueden evitar comparar el reciente fallecimiento de Isabel II con el de Diana. Si bien ambos tiñeron de luto al país entero, esto ha provocado una catarsis en los miembros de la Familia Real desde 1997.
En este sentido, Harry se vuelve a enfrentar con el luto bajo el ojo público, una situación que marcó su infancia según lo comentado con Oprah Winfrey: «Lo que más recuerdo de su funeral es el sonido de las pisadas de los caballos. Era como si estuviera fuera de mi cuerpo, simplemente, caminando, haciendo lo que se esperaba de mí, mostrando una décima parte de la emoción que todos mostraban». En ese entonces, Harry sólo tenía 12 años.
Antes de salir de la Casa Real, el príncipe Harry había confesado que los flashes de las cámaras le ponían físicamente enfermo ya que le recordaban al peor momento de su vida, la muerte de su madre y las circunstancias en las que se produjeron. Al dejar la Familia Real lo aclaró en un valiente ejercicio para ponerse como ejemplo para hablar de salud mental: «Cada vez que me subía al coche y cada vez que veía una cámara empezaba a sudar. Sentía como si la temperatura de mi cuerpo fuera dos o tres grados más alta que la de todos los demás. Me convencía a mí mismo de que mi cara estaba totalmente roja y que todos podrían ver cómo me sentía, pero nadie sabría por qué. Fue muy embarazoso. Se te mete todo en la cabeza». Esa entrevista fue muy impactante, ya que no solo habló de sus ataques de ansiedad y pánico, que había mejorado tras cuatro años de terapia sugerida por Meghan, sino que además confesó que ese luto mal curado le empujó al consumo de drogas y alcohol como vía de escape. «Me di cuenta de que, vale, no bebía de lunes a viernes, pero probablemente estaba bebiendo en un día lo que bebería en una semana. Y no es porque lo disfrutara, sino porque estaba tratando de ocultar algo», reconoció.
Ahora ambos se han visto envueltos en todo esto de nuevo, pues recientemente ambos salieron del palacio de Buckingham para ver los regalos que el pueblo le había llevado a la fallecida reina.
En esta ocasión pudimos ver a los actuales príncipes de Gales, William y Kate, paseando junto a Harry y Meghan a las afueras del palacio. Ambas parejas se mostraron ante el público, y si bien los príncipes hicieron gala de porte y siguieron el protocolo, Harry y Meghan siguen dando de qué hablar. Empezando con el aspecto de que ambos estuvieron en todo momento agarrados de la mano y dándose apoyo mutuo, mientras que William y Kate hicieron gala de recato que cayó en una actitud hasta cierto punto fría. En esta última aparición pública, el príncipe Harry se ha mostrado muy pendiente de Meghan, consciente de que este ya no es su lugar. Especialmente llamativo fue el momento en el que el duque de Sussex rodeó todo el coche para abrir y cerrar la puerta de Meghan, ya que en ese momento solo había una persona del equipo y es obvio que la prioridad es la nueva princesa de Gales. Meghan se lo agradeció pasándole la mano por la espalda.
Se podía notar la clara incomodidad entre los hermanos, pues recordemos que ni William ni Carlos apoyaban las decisiones de Harry.
El príncipe Harry dijo que la decisión que tomó, la de dejar atrás su vida como representante de la Corona británica, fue para proteger a su familia. «La historia se repetía. Mi madre fue perseguida hasta la muerte mientras salía con alguien que no era blanco», advirtió durante la entrevista con Oprah, un momento en el que comparó a Meghan con Diana y la situó en el centro de todos sus argumentos. No hay que obviar, que el racismo y la misoginia (al margen de otro tipo de motivaciones) fueron algunas de las razones que ha ido exponiendo Harry a lo largo de los años.
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