Con el paso del tiempo cada vez es más difícil emprender una vida de adulto independiente con gustos bien dementes. Tener casa propia y poder sustentar los gastos de esta de manera individual se ha vuelto una tarea casi imposible. El horizonte de separarse de los padres para tener una vida de soltero alocado es cada vez más lejano.
El tema de encontrar una vivienda se vuelve complicado, desde el costo de los servicios básicos, las rentas infladas y los presupuestos justos son los peores enemigos de los jóvenes. Incluso cuando las personas opten por una habitación pequeña, el costo beneficio va claramente en contra de los arrendatarios.
Esta es la situación que atravesaba Joel Weber, un chico universitario en Texas, Estados Unidos. Él pasó meses buscando un lugar para vivir que se ajustara a su reducido presupuesto . Sin embargo, tras ver que su aventura no rendía frutos, tuvo una brillante idea.
Llegó a la conclusión de que si bien no podía encontrar una casa acorde a sus necesidades, esto no sería un obstáculo para seguir con sus estudios. Fue así que decidió ponerse manos a la obra, con ingenio y gran optimismo, decidió construir su propio hogar.
Dentro de su escuela descubrió material de construcción que habían desechado, esa sería la base de su nueva casa.
A partir de entonces fabricó una base de lo que sería una pequeña casa rodante de 14m2.
Joel tuvo que destinar los ahorros de toda su vida para el proyecto que cada día iba avanzando más. Al final terminó destinando un año entero de arduo trabajo de construcción y compaginándolo con sus estudios.
Joel terminó invirtiendo 15 mil dólares de una sola vez para una vivienda de por vida, era mucho mejor que destinar todos los meses una cantidad menor para un alquiler que sería el equivalente a tirarlo a la basura: “Al final no tienes nada tuyo”.
Pronto el proyecto de Joel se dio a conocer por todas partes, y ya que no contaba con todo el dinero al momento, fue construyendo de a poco. Muchos se solidarizaron con su genial idea e incluso le regalaron parte de la madera que utilizó.
Cuando sus amigos vieron su nueva casa no entendieron cómo es que había invertido el dinero de toda su vida en algo tan básico para vivir… Hasta que entraron para quedar sorprendidos.
La casa del chico está llena de acabados rústicos y acogedores detalles que le dan un detalle hogareño.
Si bien 14 metros cuadrados puede parecer un espacio pequeño, Joel lo construyó para aprovechar cada milímetros. El espacio le alcanzó hasta para construir un segundo piso para poner una habitación para él.
Lo mejor de todo es que se trata de una casita rodante. Útil para llevar a cualquier lugar que necesites en cualquier época del año.
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