Las ondas electromagnéticas representan una gran amenaza para las radiocomunicaciones, los satélites y la energía eléctrica en general.
De acuerdo con el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC por sus siglas en inglés) del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos, una tormenta geomagnética de clase G2 proveniente del Sol golpeará la Tierra. Esto es una importante amenaza para las redes de energía electríca, lo que se traduce en afectaciones a la comunicación.
El fenómeno se debe a las erupciones solares que forman tormentas geomagnéticas, las cuales a su vez, forman impulsos electromagnéticos que alteran nuestras energías. Con cada gran explosión en la superficie del Sol se expulsa una enorme cantidad de energía. Las llamaradas o tormentas que producen tienen la capacidad de dañar transformadores y redes eléctricas, interferir con los satélites e interrumpir las comunicaciones de radio. Además pueden producir auroras en lugares inusuales del planeta.
Abdu Jyothi de la Universidad de California dice que podría tratarse de un «Apocalipsis de Internet«. De acuerdo con ella, si la tormenta tiene la suficiente intensidad podría afectar incluso a los cables submarinos que unen la red global de fibra óptica. El daño se produciría específicamente en los repetidores eléctricos que alimentan la red y las consecuencias podrían durar meses.
Actualmente, millones de puestos de trabajo y los sistemas de educación dependen en gran medida de la infraestructura de las telecomunicaciones. Prácticamente todos los espacios y servicios que requieran Internet y energía eléctrica podrían verse afectados; por ejemplo, llamadas de emergencia, hospitales y bancos dejarían de funcionar, lo que traería un colapso de la sociedad.
¿Cómo se produce?
Según la NASA, la ionósfera [capa de la atmósfera terrestre que abarca 80 a 500 kilómetros de altitud] se vuelve vulnerable durante las tormentas geomagnéticas. Por su parte, la magnetósfera, que es una capa formada por la interacción entre el magnetismo terrestre y el viento solar, también es capaz de proteger al planeta de los efectos del Sol. Sin embargo, hay tormentas tan fuertes que nada puede detenerlas o evitar que interfieran en nuestras telecomunicaciones.
La clasificación de las tormentas geomagnéticas tiene una escala del 1 al 5; donde 1 es la más débil y 5 la que podría causar mayor daño.
Afortunadamente la de esta ocasión es una tormenta de nivel 2, es decir que representa un peligro moderado y no es un peligro para los seres humanos.
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